Nuestro Padre


¿Qué hombre hay de vosotros, que si su hijo le pide pan, le dará una piedra?  ¿O si le pide un pescado, le dará una serpiente?  Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre que está en los cielos dará buenas cosas a los que le pidan. 

Mateo 7:9-11


Queridos hermanos amados, deseo compartir con ustedes un sentir para nuestro próximo servicio. Este sentir surgió a través de dos experiencias significativas. En primer lugar, hace algún tiempo escuché una canción llamada "Buen Padre" que capturó mi atención (https://www.youtube.com/watch?v=cAtZPgHhdkI)  Una parte de su letra dice: "Este mundo está buscando respuestas sin cesar, mas yo sé que buscamos respuestas que Tú solo das, Tú sabes mi petición antes de mi oración... Eres un Buen Padre y soy amado por Ti". Esta canción nos recuerda que nuestro Padre celestial es la fuente de las respuestas que necesitamos en medio de un mundo que busca desesperadamente soluciones. Él conoce nuestras peticiones incluso antes de que las presentemos en oración y su amor hacia nosotros es inmenso.


En segundo lugar, al conversar con algunos hermanos nuevos de nuestra congregación, me di cuenta de que cuando llegamos a Cristo por primera vez, a menudo olvidamos que hay un enemigo espiritual que busca destruir el corazón del hombre hasta dejarlo casi irreparable. Sin embargo, debemos recordar que al venir a Cristo desde el mundo, encontramos a un Padre celestial amoroso que nos recibe, nos ama y nos otorga una nueva identidad en Él. Él nos restaura y nos renueva por completo.


Es importante comprender que nuestro Buen Padre no solo nos repara, sino que también nos guía hacia lugares de crecimiento espiritual. A medida que nos acercamos a Él, experimentamos su amor transformador que nos conduce a un crecimiento profundo en nuestra relación con Cristo. Nuestro Padre celestial desea que vivamos en plenitud, en comunión con Él y en constante crecimiento espiritual.


En conclusión, recordar siempre que nuestro Buen Padre nos ama, nos conoce y está dispuesto a responder nuestras peticiones. Al venir a Cristo, encontramos la sanidad y la identidad que tanto anhelamos. En Su amor de Padre, somos guiados hacia un crecimiento espiritual abundante. Acerquémonos a Él y permitamos que nos transforme a su perfecta voluntad.



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