Salmo 100:1-3
Cantad alegres a Dios, habitantes de toda la tierra. Servid al Señor con alegría;
Venir ante su presencia con regocijo. Reconoced que el Señor es Dios.
Hermanos este salmo es más que una expresión, una forma de vida de servicio y gratitud al Señor.
Ciertamente Dios merece toda nuestra adoración. ¿Y cómo podemos adorar alegres estando tristes, o como podemos cantar con júbilo si hemos pasado situaciones difíciles? Es porque la adoración a Dios no depende de nuestra emoción y sentimientos, no depende de situaciones complejas o sencillas, no depende nuestros logros o frustraciones, no depende los éxitos o fracasos, no depende de las bendiciones o enfermedades, no depende de nuestras metas realizadas o no cumplidas, no depende de nuestras riquezas o pobrezas, de nuestra familia, de nuestros hijos, ¡La adoración no tiene una dependencia¡, porque simplemente fuimos creados para adorar. Hay que escoger la verdadera adoración , la que agrade a Dios, y esa es hacerla con cánticos de alegría, con servicio y reconocimiento porque el SEÑOR ES DIOS.
Bendiciones…
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