Jesucristo exaltado sobre todo


 Filipenses 2:9-11= Por lo cual Dios también le exaltó hasta lo sumo, y le dio un nombre que es sobre todo nombre, para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están en los cielos, y en la tierra, y debajo de la tierra; y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios Padre.

Este versículo es quizás unos de los más conocidos y utilizados por la Iglesia, pero cuando escuché este domingo la frase "solo Cristo merece ser honrado", me hizo sentido meditar el por qué adoramos y a quién adoramos. Toda devoción, adoración y entrega debe ser hacia Jesucristo, ya que a través de Él Dios el Padre es glorificado. Cuando en la Ley de Moisés, el sacerdote quería llegar ante la presencia de Dios, ya sea para pedir perdón, para alabarle, debía hacerlo a través de la sangre del cordero, o de formas que Dios mismo quizo que hicieran, como un "Tipo" de Cristo, desde las vestiduras que utilizaban, el tabernáculo mismo, etc, todo era a través de la imagen y persona de Cristo. 

Nosotros no somos los que exaltamos a Dios el Padre, ni a Jesucristo, pues el mismo Padre ya le exaltó hasta lo sumo, y bajo esa autoridad que Cristo tiene, nos queda reconocer su Señorío y rendir nuestras rodillas ante Jesús. A Dios no le sorprendemos con nuestra alabanza, ni por lo que le decimos, Dios el Padre busca y anhela "verdaderos adoradores". 

Otras de las formas que podemos interpretar la frase de Jesucristo al decir "en espíritu y en verdad", es que él mismo dice "yo soy el camino, la verdad y la vida, nadie viene al Padre si no es por mí". El es la verdad, Él es el camino hacia el Padre, por eso es que la palabra dice "y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios Padre", porque al reconocer el Señorío de Jesucristo, y rendir toda nuestra vida, alabanza y honra a Él, el Padre es glorificado. Jesús dice en Juan 17 "glorifica a tu Hijo, para que también tu Hijo te glorifique a ti". 

Queridos hermanos, el sentir y palabra para este domingo para nuestro culto, es que Jesucristo es digno de recibir toda gloria, aquella gloria que el Padre le dio cuando le exaltó hasta lo sumo, y nosotros reconocemos y rendimos nuestra alabanza a Él.




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